Estar equilibrado requiere unas emociones sanas

Qué es la culpa

La culpa es una emoción que sentimos desde bien pequeños pero que posiblemente no hayamos identificado en mucho tiempo. El reconocimiento de las emociones que sentimos y cómo tratarlas cuando las sentimos no es algo que nos enseñen en la niñez, ni siquiera en la adolescencia.

Es por esto que a menudo no conocemos qué es exactamente lo que sentimos ni sabemos como relacionarnos con esa emoción, es decir, qué hacer con ella o cómo tratarla. Cuando éramos pequeños, por ejemplo, y nuestros padres se enfadan con nosotros, sentimos que es por algo malo que hemos hecho, y eso nos hace sentirnos culpables. Esta emoción tan dañina se va gestando en nuestro interior con esa voz insidiosa y culposa. La culpa es autocastigo, nos convertimos en nuestro propio verdugo y carcelero.

La culpa reparadora y la culpa castigadora

Muchas personas sienten esta emoción continuamente incluso cuando no hay una razón lógica detrás que la justifique. Es un patrón emocional que adoptan y con el que se relacionan con todo. Por eso es importante diferenciar entre la culpa reparadora y la culpa castigadora. La culpa reparadora es cuando tomo conciencia de mi responsabilidad sobre mis actuaciones, rectifico y pido perdón si hace falta.

La culpa castigadora es cuando nos culpamos incluso por ser feliz. Muchas personas se sienten culpables si hacen cosas para ellos, si ponen límites o dicen que no. Se sienten culpables al ser ellas mismas, porque lo confunden con ser egoístas. Entonces, para no sentir culpa se sacrifican por los demás y se olvidan de ellos. Eso va generando una rabia interna hacia los demás, los culpan a veces inconscientemente, y un rencor hacia ellos mismos por estar en esa cárcel de autocastigo. Y esto te hace entrar en un bucle peligroso de culpa: me culpo y culpo.

La culpa auto-castigadora nos bloquea. Al culparnos nos quedamos en un lugar oscuro que nos paraliza. Y esa culpa la somatizamos mucho, nos enferma y aparecen síntomas físicos: dolores musculares, de cabeza, de estómago, bajada de energía, ansiedad, falta de concentración, etc…

La culpa castigadora puede somatizarse en diferentes problemas de salud

Qué nos ayuda a solventar esta culpa

Para tratar estos casos acompaño a la persona para que se perdone a si misma, que abrace sus luces y sus sombras, que acepte que se equivoca, que se quede con lo aprendido, pero sobre todo que se perdone y siga avanzando.

Cuando al que culpamos es al otro, en ese caso, hay que practicar lo mismo hacia el otro: comprender que los demás también se equivocan, perdonar y soltar el rencor que se nos queda dentro a nosotros y también nos enferma mucho.

Para la culpa el gran remedio es el perdón. En mis consultas, todo el proceso de acompañamiento para soltar la culpa lo combino con Flores de Bach porque ayudan mucho a desbloquear las emociones estancadas.

Ana Carrión, psicóloga. (En Vitality, Herbolario Alegria)

Equilibra tus emociones